domingo, noviembre 09, 2014

Reescrito

No hablo de insomnios malgastados,
de amores sempiternos  
de soles raspando
las ventanas rotas.
Hablo de mí,
del  golpe en el vacío
de las noches modestas
cayendo en mis ojos
las gotas de aguardo
 lavando las manos
y los montones de espejismos
arrendando la garganta.
Porque la lengua ha muerto
y el canto de las sirenas 
enloquece a la brújula.
La magia pernocta
junto al sombrero vacío
en espera...
Las lunas grabadas en la espalda
menguando siempre
punzando siempre
esperando siempre
volver a ser luz
que fecunde
alguna versión  del tiempo,
el origen que estalla y resplandece…





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