viernes, junio 08, 2012

Manual de reparaciones





Dicen por ahí,
que un ángel
pasaba otro día calculado
el total de las tristezas;
con uno que otro elogio del alma,
meciéndose en algún presentimiento,
buscaba al cielo como amuleto
y llevaba colgado un trozo de luna al cuello.

Gotas que humedecían los instantes,
el renacer entre campos santos,
mientras se evaporaban suspiros
plantando susurros en su huída.

Decidió postergar
un par de años
la frecuencia de latidos,
hasta que otra vez se sincronicen 
con sonrisas gratuitas.

Y Allá en la esquina del universo,
un Dios contempla la escena,
en su mirada los versos se pierden,
la luz de sus manos se apaga lentamente
y a sus pies un manual de reparaciones
que  ha decidido comenzar a leer.

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