miércoles, junio 27, 2012





Escuché la palabra libertad desde el día que nací, era la expresión favorita en una casa con unos  padres que crecieron en medio de una época sesentera en que fluían a chorros los conceptos de amor, esperanza y claro vida libre y sin limitaciones; pero a su debido tiempo decían. Así que al llegar yo al mundo, ellos en su afán de afianzar sus recuerdos hippies sembraron en mí la espinita y crecí empuñando el término como el escudo de la familia, vivir en libertad! tu eres libre de elegir tu vida y cómo quieres vivirla.

Años después por fin llegó el aquél  “debido tiempo” y tomé con heroísmo mi estandarte junto con una maleta vieja un par de calcetines y me fui a saborear las mieles de mi tan ansiada y esperada herencia familiar, vivir mi vida en libertad! y cuando llegué lo suficientemente lejos y no puedo decir tan alto por que más bien me mantuve volando bajo pensé; ¿Y  ahora? ¿ Qué chingao hago con esto? ¿Soy libre de qué? o ¿de quién? y comencé a ponerme yo misma las ataduras que no tenía y a buscar que hacer.

Lo primero claro está conseguir un trabajo; nada del otro mundo, sólo lo adecuado y  que  me diera un poco más de independencia financiera y me permitiera emprender el viaje, rentar un sitio para mí, el lugar propicio, con la paredes pintadas a mi gusto y el cuadro que yo elegí sin reproche alguno de esta es mi casa y cuando tengas la tuya la decoras como quieras, ah sí!  hay que agregar responsabilidades; pagar luz, agua, teléfono, hacer la despensa cada semana y darme el lujo de salir y llegar a la hora que quiera sin explicaciones. ¡Qué bien se siente tener tus propios problemas! y no saber de ninguna forma como resolverlos y llorar… y después reír por que al final no era tan complicado, a esto le podemos agregar viajar! claro ya no hay que perder tiempo en en pedir permisos,  podemos decidir hoy a las doce de la noche que mañana el primer camión a ninguna parte o a la ciudad de qué mas da será abordada por mí y sin que nadie se entere si regresé o me quedé a vivir por allá.
¿Y luego? ¿Esto es la libertad?. Se siente bien, Me repetía una y otra vez y que la soledad ayuda, fortalece, te hace conocerte, y crecer; lo sigo creyendo, siempre que tus demonios, monstruos debajo de la cama y algunos del armario te hagan buena compañía, aún así, sentía en mi intensa búsqueda, algo no estaba haciendo bien  y luchando con mi propia soberbia una noche en que algún duende sabio mordisqueaba mi oreja, dándome consejos de gente madura apareciste tú, de la nada, en el sitio menos esperado y sin que lo supieras leí  y devoré cada palabra que regabas en este mundo paralelo que algunos llaman internet y un switch encendió de pronto y se puso en alerta, quién era este ser sabio y tan distinto a mí y a la vez tan igual  que estaba revolucionando mi mundo (ese que yo construí con mi casita pintada de blanco y  mis cuadros en la pared) y el siguiente paso, cuando te  vi por primera vez y tus ojos negros y penetrantes desnudaron mi alma; una alarma enorme comenzó a sonar y desperté de pronto descubriendo que mi mentada libertad estaba terriblemente incompleta.
Ahora años después sé que soy libre, cuando aquellos monstruos ya no viven de planta aquí, llegan a venir de visita sólo si se los permito, cuando he crecido como ser humano porque tú me inspiras a ser mejor, porque me enseñas que hay un significado nuevo de vida cada día. Soy libre  cada vez que siento tu brazo por las noches buscar mi torso y rodearme, soy libre, cuando en tus mejillas mis historias pintan tus lágrimas llenas de ternura o en tus labios sonrisas, soy libre cuando despierto cubierta de besos y risas cómplices, soy libre en esas tardes largas en silencio a tu lado donde sólo se acompaña nuestra respiración, soy libre cuando discutes mis decisiones o las apoyas con algún gesto de estás algo loca pero estoy contigo, cuando esas decisiones han dejado de ser sólo mías y se han vuelto nuestras. Soy libre cuando te escucho murmurar un te amo bajito, un te extraño u hoy pensé en ti, cuando me cuentas tu día, tus tristezas o tus alegrías y sé que me gané un espacio en tu corazón y lo conservo y sigo siendo tu amiga, cuando me enorgullezco de tus logros, que no son míos, pero que siento como si lo fueran, cuando camino por la calle y mi mano no está vacía, está repleta de ti, cuando tus palabras acertadas me reconfortan, me arrullan o me completan, cuando te miro dormir y me siento dichosa y privilegiada por qué estás a mi lado una noche más y tengo una historia entera a la cuál le puedo poner un título y es ahí cuando sé que por fin mi tan ansiada libertad cobró su verdadero significado con la decisión más bella y más importante para mí, el  compartir nuestra vida el tiempo que nos sea necesario que con sólo nombrarlo ya es eternamente…

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